CIFRAS RÉCORD DE CALOR ESTE VERANO ATENTAN CONTRA LA SALUD

La semana pasada, en Puerto Rico se registraron cifras récord de calor sobrepasando, incluso, los 100 grados Fahrenheit (F) en algunas partes de la isla, especialmente en las costas.

Pero, históricamente, del 15 de julio al 15 de agosto, las temperaturas se vuelven más intensas, en un período conocido como “la canícula” por la posición en forma de perro que se moldea en la constelación “Can Mayor”, y que provoca que la radiación solar sea más directa.

Personas mayores de 65 años y menores de 4, pacientes cardiovasculares y con enfermedades crónicas –como diabetes e hipertensión–, así como individuos que viven en ambientes de escasa o ninguna ventilación, son algunas de las poblaciones más vulnerables a sufrir efectos perjudiciales o hasta devastadores a su salud.

La exposición a ambientes muy calientes puede afectar la temperatura corporal y provocar que el mecanismo natural que tiene el cuerpo para disipar el calor, la sudoración, no sea suficiente.

Dermatitis, edema o acumulación de líquido, quemaduras, insolación, calambres y deshidratación son algunos posibles efectos. En casos más extremos, la persona puede sufrir de estrés por calor, agotamiento o golpe por calor, lo que puede causar serias consecuencias, incluso la muerte.

“Tenemos que cuidarnos muchísimo. Los días van a ser peor”, advirtió Rafael Méndez Tejeda, director del Laboratorio de Investigación en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Puerto Rico en Carolina.

Según el climatólogo, no necesariamente los días en que se registran temperaturas de más de 100 grados F son los más riesgosos.

“Temperaturas entre los 92 y 95 (grados F) son (también) muy peligrosas, porque la gente tiende a exponerse (a actividades al aire libre) y se descuida. Por eso ocurren incluso muertes, porque es en los días con temperaturas de más de 95 (grados F) cuando la gente tiende a protegerse, crean más impacto”, dijo.

Méndez Tejeda es autor de varios estudios en los que alerta sobre las consecuencias de las altas temperaturas. En uno de ellos, explicó cómo los días de calor se han triplicado en Puerto Rico. En otro, advirtió del aumento en las visitas a hospitales producto de los golpes de calor. Según lo define Mayo Clinic, un golpe de calor puede ocurrir si la temperatura del cuerpo alcanza o sobrepasa los 104 grados F. Confusión, náuseas, vómitos, enrojecimiento de la piel, respiración acelerada, pulso rápido y dolor de cabeza son algunos síntomas.

“Desde 1950 para acá, la temperatura ha subido2.24 grados Celsius”, indicó.

Midiendo la temperatura

La Organización Mundial de la Salud incluyó la contaminación ambiental y el cambio climático entre las 10 principales amenazas a la salud de este año. Además, advirtió que se espera que, entre 2030 y 2050, el cambio climático cause 250,000 muertes adicionales anuales debido a la malnutrición, la enfermedad infecciosa de paludismo, que se transmite por la picadura de un mosquito, diarrea y estrés calórico.

Al reconocer el calor extremo como una amenaza a la salud pública, el Departamento de Salud Ambiental de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico(UPR) trabajó, junto al Instituto para Soluciones Sustentables de la Universidad Estatal de Portland, un sistema de monitoreo de calor.

“Con la urbanización, los cambios en el uso del suelo y la transformación del paisaje, se ha afectado el clima local, fomentando directa e indirectamente el efecto de islas de calor, con efectos potenciales en la morbilidad y mortalidad por calor entre poblaciones urbanas vulnerables”, señaló Pablo Méndez Lázaro, catedrático auxiliar del Departamento de Salud Ambiental de la Escuela Graduada de Salud Pública del RCM de la UPR, quien lideró esta investigación.

Como parte del proyecto, se midió la temperatura y humedad del suelo en varios puntos de San Juan.

“Un mejor entendimiento de cómo se distribuye el calor en la ciudad y cómo estos eventos de calor afectan la salud de la población proporcionará una herramienta útil para la toma de decisiones y para mitigar los efectos de altas temperaturas en la salud pública”, dijo Méndez Lázaro.

El resultado fue la creación de un mapa de calor intraurbano en San Juan, proyecto piloto que podría expandirse a otras partes del país para que la población y el gobierno puedan tomar medidas para mitigar los efectos potenciales del calor.

“Este proyecto comenzó hace cinco años y es financiado por la National Science Foundation. Esperamos poder colgarlo (el mapa de calor) próximamente en la red”, dijo, en referencia a la página oficial del Departamento de Salud Ambiental del RCM.

Además, como parte de una colaboración entre el Departamento de Salud Ambiental del RCM y el Servicio Nacional de Meteorología (SNM), se creó un sistema de medición de amenazas de calor para alertar a la ciudadanía. Advertencia de calor, vigilancia de calor excesivo y aviso de calor excesivo son las tres notificaciones que el SNM tiene la capacidad de anunciar en su página de internet, cuando la temperatura sube a 108 grados F o más.

Méndez Lázaro informó que una reciente tesis doctoral de una estudiante del RCM encontró que las visitas a las salas de emergencia del país aumentaron cuando el índice de calor fue mayor de 102 grados F, especialmente en las zonas urbanas de Ponce y San Juan.

Sin embargo, el científico resaltó que el escenario puede ser peor, ya que no todas las personas afectadas por las altas temperaturas son hospitalizadas o visitan las salas de emergencia, ya sea porque no buscan asistencia médica o no tienen acceso a los servicios de salud.

Estudios de Méndez Lázaro advierten que el calentamiento global afecta la salud de la población en el Caribe y causa un alza en las tasas de mortalidad y morbilidad. Además, resaltan que a los adultos mayores y niños se les dificulta resistir las temperaturas muy altas.

Las enfermedades respiratorias y el cáncer de la piel son algunas de las condiciones más relacionadas al cambio global. Las altas temperaturas también se vinculan a una mayor incidencia de dengue, así como a un alza en mortalidad por condiciones cardiovasculares, especialmente verano.

Calor y sequía

Durante la semana pasada, se registraron temperaturas de 101 y 102 grados F en la costa norte y sur de la isla.

El meteorólogo Ian Colón Pagán, del SNM, informó que los vientos del este y sureste, unido a la falta de precipitación, abonan al patrón de calor que se ha sentido.

“Junio y julio son los meses más calurosos, es la segunda época más seca (del año), con poca actividad de lluvia”, dijo.

El Monitor de Sequía de Estados Unidos informó, el jueves pasado, que las condiciones de sequía severa están afectado a 10 municipios del sur e interior del país: Yauco, Guayanilla, Peñuelas, Ponce, Coamo, Barraquitas, Aibonito, Salinas, Cayey y Cidra.

Colón Pagán advirtió, además, que la combinación de temperaturas altas y humedad han registrado 102 y 107 grados F, lo que el SNM cataloga como “riesgo leve de calor”.

“Mucha gente hace actividades al aire libre en el verano y el calor preocupa muchísimo por (el peligro de) la deshidratación”, dijo el médico Ricardo Fontanet.

El pediatra advirtió que no se debe dejar a niños ni mascotas solos dentro de los carros, ya que en el interior las temperaturas suben con rapidez, lo que puede ser fatal para la salud.

“Por el efecto invernadero y la bruma, el calor se intensifica”, señaló también el galeno.

Por su parte, el doctor Víctor Ramos, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, resaltó la peligrosidad que representa un golpe de calor.

“La persona puede terminar hospitalizada, incluso, le puede dar rabdomiólisis”, dijo sobre una condición que ocurre cuando el músculo sufre daño y una proteína llamada mioglobina es secretada en el torrente sanguíneo, afectando principalmente a los riñones.

Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los adultos mayores son más propensos al estrés por calor. Esto, pues no suelen adaptarse tan bien como personas más jóvenes a cambios repentinos de temperatura. La prevalencia de enfermedades crónicas y la ingesta de medicamentos también afectan su capacidad de controlar la temperatura o transpiración.

 

 

El CDC también indica que personas que trabajan al aire libre tienen más probabilidades de deshidratarse y presentar una enfermedad relacionada con el calor.

Beber mucha agua, evitar el consumo de bebidas alcohólicas o con azúcar, la aplicación de filtro solar, el uso de ropa ligera y clara y tomar ratos de descanso son algunos de los consejos del CDC para personas que trabajan en el exterior o hacen actividades al aire libre bajo altas temperaturas.

Fuente: endi.com

Fecha: 07/07/19